Como ganadores, Porto era automáticamente clasificado para la Copa de Europa de 1987-1988, pero el éxito de su temporada anterior no fue emulado, ya que fueron eliminados en la segunda ronda por el Real Madrid. Tras la fuerte presión que Mussolini ejerció sobre los colegiados de ambos encuentros, éstos tuvieron una actitud permisiva con el conjunto italiano, que se empleó con gran dureza, e incluso se vio favorecido en discutidos lances de los partidos.