El canadiense se ha hecho infinidad de fotos con jugadores de las grandes ligas del continente y en alguna ocasión, además, se le ha podido ver vistiendo la camiseta del Barça. El Camp Nou se transformaba cuando el jugador regresaba vestido de blanco y fueron frecuentes los lanzamientos de objetos desde las gradas. Desde aquel primer retorno a Barcelona, como vencedor del Balón de Oro, el jugador se identificó en adelante con los colores del club madrileño, cerrando cualquier tipo de vinculación o trato con los barcelonistas.